Sierra de lunas afiladas, escápate,
vente a mi bolsillo,
vive un segundo este dolor de ciénagas profundas.
Respira.
Fuego sacrosanto del viento nocturno, fuego
del rostro tejido y la bandera elevada
¡Dame un poco del respiro exiliado!
¡Dame los recuerdos y olvídate de mí!
Leve tempestad de las mareas todas, leve
caminata de espinas y carbón,
¡Corrige nuestra historia y nuestros pasos!
¡Límpiame el ocaso y las auroras! ¡Siente el viento pulmonar
de las acciones!
Baila.
Recuerda el punto califorme de la mano llana y
escribe en tu cuaderno las anécdotas vividas.
Ríe.
Llora.
¡Despierta!
Y prosigue con el canto sin detener el tiempo
en los caminos.
No hay comentarios en “émulo de niño”
Zona de Crítica